Con la llegada del mes de octubre, nuestra archicofradía volvió a celebrar con especial fervor los cultos anuales en honor a Nuestra Señora del Rosario.

El martes 7 de octubre daba comienzo el solemne triduo dedicado a la Santísima Virgen, que se prolongó hasta el jueves día 9, en un ambiente de recogimiento y devoción. Para la ocasión, el equipo de priostía preparó con esmero el altar mayor, destacando el dosel de medio punto realizado con las puertas de la antigua simpecadera de la Virgen del Rosario, una magnífica obra en estilo neoclásico del siglo XVIII que presenta los misterios lauretanos del Rosario.

La sagrada imagen de Ntra. Sra. del Rosario vestía saya de brocados de hilos de oro y seda amarilla y blanca, acompañada por un manto de terciopelo rojo. Ambas piezas estaban rematadas con delicados encajes de oro de bolillos, todo ello perteneciente al siglo XVIII. El Niño lucía un vestido a juego con el de la Virgen, completando un conjunto de gran armonía y elegancia.

La predicación del triduo corrió a cargo del Rvdo. D. Allan Rafael Chávez Polanco, quien nos invitó a profundizar y a fortalecer nuestra fe a través de la oración y la confianza en la virgen, especialmente en los momentos de dificultad.

Como culminación de estos días de culto, el domingo 12 de octubre tuvo lugar el tradicional besamanos a Nuestra Señora del Rosario.
Numerosos fieles y devotos acudieron a lo largo de la jornada para venerar a la patrona de la feligresía, testimoniando su amor y gratitud a la Santísima Virgen.

Fotografías: Inmaculada Balcázar, Alberto Raposo y José Manuel Maldonado.