Al reorganizarse la hermandad en 1858 y carecer de imagen de dolorosa, se utilizó para la primera salida procesional de 1864, la imagen de la Virgen de los Dolores, de la parroquia de San Vicente, pero ya para el año siguiente se realizó la actual talla, debida al hermano Manuel Gutiérrez-Reyes Cano. Imagen de candelero, con mascarilla realizada en telas encoladas destaca un rasgo fisonómico por muy pocos conocido y original de esta imagen, ya que tiene los ojos de color celeste. Sobre esta imagen se ha intervenido en varias ocasiones.

Así la primera data de 1948, en que el imaginero José Sanjuán Navarro colocó pestañas y lágrimas. Las más trascendentes datan de 1949 y 1952, cuando por parte de Germán Rodríguez Tovar se procede a variar la posición de la cabeza. La primera de ellas se nos describe de la siguiente manera: “arreglo de la parte de carpintería de su busto y brazos, reformándose, en el sentido de que una vez vestida la imagen se le note menos torcida la cabeza de lo que hasta aquí estaba”. La segunda resultó más definitiva en cuando a variar la postura primitiva para colocarla completamente de forma frontal, relatándose como “arreglo en el candelero que forma el cuerpo de la imagen de la Santísima Virgen de los Remedios; consistiendo en adaptar definitivamente a su actitud dicha imagen, dicha obra ha consistido en situar la cabeza de la virgen en el mismo eje del candelero y construcción de uno de los brazos de la imagen, con lo cual el perfil de la virgen ha sido notablemente mejorado, y sin que haya sido tocado en absoluto la cara de la misma”.

En 1992 se quiso recuperar la posición original de la cabeza, para ello se retiró del culto el 23 de septiembre de 1992, llevándose al estudio del imaginero Jesús Curquejo Murillo, que le hizo además un nuevo candelero, reponiéndose al culto el 17 de noviembre.