Se desconoce la autoría y fecha de ejecución de la imagen de la Virgen, que ha sido, como tantas otras, objeto de diversas atribuciones, ninguna de las teorías se haya respaldada por justificante documental que lo avale, por lo que debemos mantener en el anonimato la autoría de la efigie y señalar algunos datos extraídos de los documentos examinados. En primer lugar la datación de la talla original bien puede situarse en el seiscientos, dado que las reglas originales de 1691 ya señalaban que los hermanos juraban su ingreso en la corporación ante la imagen de la Virgen.

Otro dato interesante lo constituye la fecha de la salida procesional de la imagen. No se efectuaba este culto externo originalmente y sólo hasta 1777 no existe constancia que lo hiciera, y un año después la hermandad construye elementos procesionales como unas parihuelas, una peana dorada y decorada con unos misterios y una ráfaga. Por todo ello parece que en esa época pudo producirse la transformación de una imagen de talla en una imagen de vestir.

Un solo documento nos habla de trabajos realizados en la imagen, sin embargo, la falta de fecha y de especificación de autoría, tampoco nos saca de muchas dudas, aunque lo estimamos fechable en el siglo XVIII, se trata de una cuenta donde aparece, entre otros trabajos la encarnadura de la Virgen y del Niño y de tres cabezas de serafines, por sólo treinta reales, con lo cual no debieron ser de excesiva trascendencia.

Por otra parte, la fecha de 1778 que señalan algunos autores se extrae de la donación por parte de Juan Manuel Delgado de una imagen con la misma advocación para la Hermandad de las Ánimas. Dicha imagen no debe confundirse con la titular de la Hermandad del Rosario, a pesar de la misma advocación, ya que fue destinada a esta otra hermandad, que, además la colocó en la sala capitular hasta que cuatro años después se inaugurase su nueva capilla, entonces en construcción. Esta imagen en otra documentación aparece citada como “la Virgen de México con los Misterios del Rosario”, por lo que pudo tratarse de una Virgen de Guadalupe con el Rosario. Por ello, debemos continuar dejando en la incógnita tanto la ejecución de la talla como de los trabajos que la transformaron hacia 1777