
Nuestra archicofradía volvió a tener una notoria presencia con el montaje del altar en la Plaza del Salvador y una amplia representación corporativa en la procesión.
El pasado jueves 19 de junio, se daba cita en la Santa Iglesia Catedral, un numeroso grupo de hermanos para acompañar al Santísimo Sacramento del Altar en la procesión del Corpus Christi.
Durante la misma, discurrimos por las calles engalanadas para la ocasión del casco antiguo de la ciudad. En este punto, destaca el altar efímero montado por la priostía de la archicofradía en la Plaza del Salvador.
El altar estaba presidido por Nuestra Señora de la Cabeza, Imagen Letífica del siglo XVI. A la imagen de gloria de la Virgen de la Cabeza, se la ha identificado como la originaria de la corporación.
Se la considera como obra del escultor flamenco Roque de Balduque y se la sitúa cronológicamente hacia la mediación del siglo XVI. Tenemos el testimonio personal de José Bermejo y Carballo, hermano mayor de la corporación y autor de Glorias religiosas de Sevilla, que habla claramente de la talla que hoy conocemos como la que él conoció en la capilla de la hermandad cuando se inscribió en la misma a mediados del siglo XIX. Podría tratarse de la última obra del autor , ya que falleció en el mismo año 1561 en que se fundó la hermandad en el convento del Carmen, siendo la que presidió la capilla hasta que en 1868 fue desposeída de ella y fue trasladada a la parroquia de San Vicente.
La Virgen se presentó bajo un imponente dosel de medio punto, conformado con las puertas de la antigua simpecadera de la Virgen del Rosario, una obra de finales del siglo XVIII tallada, estofada y dorada, con elementos marianos alusivos las letanías del Rosario.
A ambos lados del mismo se han colocado una pareja de ángeles lampadarios también del siglo XVIII. El conjunto lo cierra un interesante frontal de altar bordado en oro fino sobre seda blanca fechado en el siglo XIX.
El exorno floral estuvo compuesto de lisianthius malva, alstroemerias rosas y blancas, limonium amarillo y frutas.
Desde estas líneas, queremos agradecer al equipo de priostía su incansable labor para que el altar fuese una realidad a pesar de las altas temperaturas, así como a los hermanos que representaron a la archicofradía durante la procesión.








